- ¡Mamá! ¿De qué me disfrazo en Halloween?
- Carlitos, sabes que no hay dinero para disfraces este año.
Su madre sabía que esta vez no podría ser, cada año le costaba más que el anterior poder celebrar esa noche tal y como su hijo quería y en esta ocasión, ya nos sería posible. Nunca se la había dado bien hacer ella misma los disfraces - el año anterior había sido, sin duda alguna, demasiado espantoso - y su hijo volvió a casa apesadumbrado por las burlas en el colegio.
Carlitos pensaba celebrarlo costara lo que costara,sería su oportunidad de vengarse, tenía que encontrar la manera de que todos pensaran que no podía haber un disfraz mejor que el suyo.
Cada día en el patio del colegio todos sus compañeros de clase no hacían otra cosa que hablar de lo buenos que serían sus disfraces y no tenían problema en recordar lo bien que lo pasaron cuando él apareció con su pijama blanco, el nombre de Cásper pintado a la espalda y sin ni siquiera la careta del pequeño fantasma. No podía evitar recordarlo sin ponerse triste, no podría pasar por lo mismo este año.
Aún quedaban dos días para que llegara la terrorífica noche, debía pensar rápido. No dejaba de pensar camino a casa, fijándose en cualquier detalle que pudiera sugerirle qué hacer. Cuando llegó se cambió, fue a la cocina a merendar y escuchó como su madre hablaba por teléfono. Antes de poder terminar su bocadillo se encontró con una enorme sonrisa que invadía toda la cocina, pensaba que hablaba con su abuela, no entendía por qué esa alegría en sus ojos.
- Cariño, la abuela vendrá mañana a casa.
- ¿Mañana? Mañana es jueves, la abuela vive lejos, siempre viene los ... -en ese momento Carlitos supo el por qué de la repentina visita - ¿Vendrá a traerme un regalo?
- No lo sé, veremos mañana.
Carlitos fue a hacer los deberes, el Real Madrid jugaba y no quería perdérselo. Las semanas que había partido en día de colegio le encantaban, se hacían más cortas. Después de haber ganado al eterno rival el fin de semana estaba impaciente porque llegara la hora de verles otra vez con el balón en los pies.
El equipo marcaba, ganaba con claridad y no entendía cómo su padre criticaba que se celebraran los goles; él se volvía loco cuando ganaba con el equipo del colegio, y más, si era él quien marcaba. Pensó que serían cosas de mayores, pero esta, no creía que algún día pudiera llegar a entenderla.
A la mañana siguiente se levantó muy contento, había muchos compañeros de clase del barça y le encantaba ver sus caras cuando el Real Madrid ganaba, y más si era en Barcelona, aunque fuera a un equipo de 2B.
Cuando llegó a clase estaban discutiendo como el equipo blanco había ganado de malas maneras el partido, no sabían muy bien por qué, pero eso decían sus padres, así que sería verdad. En ese momento Carlitos lo vio claro.
Volvió a casa rápido, no quería perder ni un minuto.
Abrió la puerta, atravesó deprisa el pasillo y un grito de su madre le paró en seco.
- Ha venido la abuela, ¿no vas a darla un beso?
- Hola abuela, perdona quería encontrar mi disfraz para mañana.
- No te preocupes por eso, tu madre me contó que estabas preocupado por qué disfraz llevar mañana, así que te he traído esto - su abuela le señaló una caja enorme en la que ni siquiera había reparado - Espero que te guste.
Mientras la abría sabía que no sería mejor que lo que tenía en mente.
- ¡Qué buena idea abuela! ¡Gracias!
Hacía poco que sus padres le habían dejado ver Gremlins, y su abuela lo sabía, así q un enorme disfraz de Gizmo fue el mejor regalo que le podía haber llevado...lo malo, es que en su cabeza tenía bien claro cómo les aterrorizaría a todos mañana, y nada tenía que ver con el regalo.
A penas pudo dormir aquella noche, no pasaban las horas y estaba deseoso de poder llegar a clase y sorprender a todos.
Cuando por fin llegó el momento de levantarse, se puso su "disfraz" y fue a la cocina a desayunar. La expresión en la cara de su madre lo decía todo.
- ¿Y el disfraz de la abuela? Anda quítate eso y ponte lo que te trajo.
- No mamá, este es mi disfraz, ¿no lo entiendes? El año que viene el de la abuela, lo prometo.
Su madre no quería discutir, al final llegarían tarde al colegio. No lo entendía, pero si a él le parecía bien no había más que decir.
Subió las escaleras del colegio corriendo, estaba ansioso por ver las caras de sus compañeros. Abrió la puerta y todos le miraron, estupefacción, sorpresa, admiración...todas las expresiones posibles y más de las que había imaginado se reflejaban en las caras de sus compañeros.
- ¿Carlitos te olvidaste que hoy había que venir disfrazado? - su profesor
no llegaba a entender e insistió - ¿la camiseta del Real Madrid es tu disfraz?
- Sí profe, mis compañeros del barça podrán explicárselo. Llevan desde el
sábado viniendo al cole con el miedo reflejado en sus caras y tras el
partido de copa se ha convertido en terror pensando lo que puede conseguir el
equipo este año.
Fue el mejor Halloween que podía recordar, sus compañeros madridistas no
dejaron de alabar su disfraz y los culés, no dejaron de mirarlo con envidia
sabiendo que - por mucho que lo negaran - el mejor equipo era el Real
Madrid.
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