martes, 13 de mayo de 2014

Madridismo....¿Para qúe más?

     No hablaré del madridismo, ni de los carnets, ni de cómo vive cada uno al Real Madrid. Somos un club tan grande que todo tiene cabida… incluso las ovejas negras en el vestuario.
No es nada nuevo -siempre las hubo-, lo que no sé, es si alguna vez coincidirían tantas al mismo tiempo como en estos años.
     A lo largo de la historia de nuestro club hemos generado odios y envidias, en Galicia, Comunidad Valenciana y ni qué decir del país pequeñito –si ellos mismos (los pertenecientes a la secta Pepe Hucha) se quieren llamar así, no seré yo quién les lleve la contraria-, donde no paramos de generar bilis.
     No hay nada nuevo en esto, incluso pudo haber épocas peores en la plantilla, pero yo sería una niña y no veía más allá de mi idolatrado escudo. Esa época en la que –contra viento y marea- peleabas con quién hiciera falta por tu equipo (en al patio, en el parque), en la que no dudabas de  la entrega de tus jugadores y sabías que lo mínimo era enfrentarte a cualquier contratiempo que surgiera.

     Pero… ¿y ahora?
     Pipas on fire -ni que las regalaran en la puerta-, manolos hasta en la sopa, debates cada día más indigestos, información sólo vía internet con desconfianza ante cualquier noticia que vemos/leemos en los medios tradicionales… y todo esto, llegando -aunque no lo creamos y en mayor o menor medida- a nuestros jugadores, con las vacas sagradas frotándose las manos mientras los madridistas de verdad y profesionales de nuestro deporte favorito, observan con pena en lo que se ha convertido un sentimiento.
    
     Recuerdo los anuncios aquellos en los que oías “y el Madrid qué, ¿otra vez campeón de Europa?” y yo preguntaba a mi padre qué significaba. A partir de ahí comenzó mi interés por ver qué había pasado a la largo de nuestra historia como club, cómo habíamos perdido y por supuesto cómo, habíamos ganado.
     Poco después llego la ansiada Copa de Europa que tantos años llevaba esperando el madridismo, gol de Pedja y a sentir la grandeza. Tras esa dos más, una camiseta que seguía estando por encima de todo y de todos, capitanes como Hierro y Raúl defendiendo -en el campo, donde los otros equipos sentían más nuestra fuerza- nuestro escudo.

     Pero… ¿y ahora?
     Un primer capitán que se siente más capitán de la selección de un país que de su propio club, mejor sentirse el yerno de España y de un marqués que el de una capital, aunque sea la de España.
     Un segundo capitán que se mueve más por rencores personales, autonombrándose ese 9 que tantos piden a gritos, qué de defender como central que es.
     Y el resto de capitanes que no digo ya defender, sino representar de la mejor manera posible a su equipo… porque no os engañéis, siendo capitanes es su equipo.

     Álvaro Arbeloa y Xabi Alonso, esos dos jugadores que no tienen derecho a defender sobre el papel a nuestro equipo pero sí lo hacen en el campo, sin pedir nada a cambio. Del madridismo del primero no dudo -y menos aún tras su reciente entrevista-, y del segundo si no es madridista -porque no lo vivió desde pequeño  o por la razón que sea- explica cada partido qué significado tiene la profesionalidad.

     Ha llegado el momento, ese que desde septiembre -cuando nos despedimos la mayoría con pena,de uno de los mejores entrenadores -sino el mejor- que ha pasado por nuestro club- ansiábamos pero no esperábamos en manos de Ancelotti. Ese italiano pacificador que no termina de convencer, pero ha conseguido entrar en la historia –no sólo de nuestro equipo, sino también en la del Bayern- consiguiendo la mayor goleada en casa de la que llamaban nuestra bestia negra.

     Faltan 11 días para poder alzar la orejona, aún siendo por el capitán que deciden los estatutos de nuestro club,  así que ¡disfrutemos! .
     Disfrutemos de esta sensación, de este sentimiento que muchos no tienen la suerte de sentir y otros, solo una o dos veces en su vida.
     Disfrutemos de nuestro madridismo, de vivirlo con aquellos que viven nuestra pasión como lo hacemos nosotros.
     Dejemos a un lado el resto que rodea a nuestro Madrid.
     Dejemos a un lado las críticas, tanto a piperos como  a jugadores, que ya habrá tiempo cuando todo termine.

      Ahora y más que nunca … ¡HALA MADRID!, los que quieran vivirlo con nosotros que lo hagan y los que no … creerán haberlo vivido cuando solo eran meros espectadores de lo que es realmente LA FELICIDAD DE MANOS DEL REAL MADRID.

    

 

 

    

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