«Vas
al partido contra el Valencia»
Así
comenzaba mi fin de semana pasado y todos sabemos lo que supone esa afirmación;
alegría difícilmente descriptible sumada a la posibilidad de previa con muchos
de los que leéis esto cada sábado. Era el Valencia; el Atlético había pinchado —por diferencias de presupuesto seguramente— y el Barça, sin saberlo, había
puesto su granito de arena empatando en casa. Todo estaba a nuestro favor, y
tras mi media hora escasa de previa —que parecieron segundos— entré confiada al
campo deseando que mis vecinos —en casa— los indios, pudieran sentir nuestro aliento detrás
de la oreja… como tanto les gusta. En mente dos propósitos: animar todo lo que
mi voz me permitiera a Diego López, tras la decisión —nuevamente salomónica,
del pacificador—, así como hacerlo con Karim.
Pero
¡claro! Había olvidado lo que supone la localización de mi entrada…pipas,
pipas, pipas —aunque peor fuera la foto que vimos todos del lector más famoso
del Bernabéu—, y argumentos futbolísticos muy sólidos. Me resigné, respiré y
opté por disfrutar de la familia alemana sentada delante de mí, que disfrutaban
como enanos. Detrás de mí solo oía…
«A CR7 sólo le llegan melones, y para
el moro de mierda todos son buenos sin que aproveche ninguno…»
«Illarra no puede ser más nefasto…»
«Florentino negoció con la UEFA para
darnos pocas entradas…»
«Solo Morata puede salvarnos hoy…»
¿De
verdad esta gente disfruta del fútbol y del Real Madrid? Debería plantearme
hacer un estudio acerca de lo que supone la suma de una cantidad de pipas
determinada, en el desarrollo de la inteligencia.
Llegó
el 1-1, y mientras el niño alemán —de 6 años, no más— se quitaba la camiseta y
saltaba sobre el asiento, una de mis amigas de pelo blanco se aferraba a sus
pipas sin mover una sola pestaña, como si le fuera la vida en ello. El gol de
Canelita —enhorabuena por Sergio Jr, y su fantástica faceta goleadora, pero que
deje las guitarras defensivas para las nanas— la silenció, pero con el 1-2 en portería frente a nosotros, comenzaba de nuevo el recital de críticas —muchas de ellas
memorizadas— de sus panfletos favoritos. Lo que ella (la mujer de pelo blanco, no por su conocimiento de fútbol) no sabía, es que aún le quedaba
por ver la parte más sorprendente para una pipera: sentirse silenciada.
Acción,
ganas y empuje por parte del público, ayudó a que el 2-2 subiera al marcador.
Los madridistas de bien no pudieron aguantar sentados, desde nuestro córner
todo se veía lejano y difuso, menos llevarnos los tres puntos que conseguirían
esconder las flechas de nuestros paisanos los indios. Mi reciente amiga canosa
pedía que nos sentáramos, que no veía; no sé el qué, porque el partido no
parecía haber captado su atención... y sin pensarlo, no pude callarme … «si quiere
ver póngase en pie», su cara de estupor no tuvo precio, pero al final se puso
en pie.
Ya
sabemos todos que no conseguimos la victoria, pero sí que el “piperío power”
quedara silenciado.
A
partir de ahí, ya sabemos lo que pasó … pero ahora más que nunca, debemos estar
con nuestro equipo porque Lisboa nos espera, porque el 24. 05. 2014 se reúnen
en un mismo estadio 9 copas de Europa —y
todos sabemos de quién son—. Portugal y el mundo entero, verá cómo se
escribe otro capítulo de la historia con dos equipos de la misma ciudad … y lo
más importante : en ese nuevo capítulo
el REAL MADRID volverá a hacer historia, y esta vez, la satisfacción será aún
mejor…. habrá otro momento para levantar LA PRIMERA.
Observar
bien esta foto, porque será la última vez que el 9 luzca en nuestra camiseta.
HALA MADRID
(Mayo,14)



No hay comentarios:
Publicar un comentario