Cada vez faltaba menos, los días no parecían pasar, pero todos sentíamos la presión de los vecinos, la celebración por su décima y muchos, pensábamos el por qué no podíamos enfrentarnos a un grande con historia en Europa. Esa es una de las grandezas de esta competición ¿no?, si te elimina el Bayern no tienes que ver a sus aficionados -los reales ¡claro!- día tras día a tu lado, ni notar su aliento por no saber ganar, ni criticar tu mourinhismo mezclando el tocino con la velocidad, al estilo Cristóbal Soria.
Poco más de cinco días y decidí centrarme en todo lo positivo que podía pasar la semana de la final.
Por fin, desde noviembre, tendría mis merecidas vacaciones para llegar al gran día con las pilas cargadas y un solo pensamiento en mente… supremacía europea. No habría distracciones externas, mi mentor –“el jefe” como todos le conocemos- había vuelto, y poder leerle de nuevo era una gran ayuda como no supe hasta que tomó su descanso.
Durante esos días en los que la orejona no salía de mi cabeza, miles de pensamientos intentaban hacerse hueco junto a ella. Y por encima de todos estaba la previa, no iba a permitir que las flechas me distrajeran de lo que tanto deseaba que llegara, conocer por fin a algunos y compartir madridismo con tantos, aquellos con los que solo puedo hacerlo de manera virtual.
Años de espera y de mofas
defendiendo de la mejor manera posible a nuestro escudo, a nuestros jugadores -fueran
los que fueran quienes lo defendieran en cada capítulo de nuestra grandiosa
historia- y ahora por fin, estamos
ante la posibilidad de conseguir nuestra recompensa.
Para mí, nuestro caballero oscuro, ese que defendía al equipo con todo y contra todos –fueran de dentro o externos- porque podía resistirlo, cambió a parte del madridismo consiguiendo que llegáramos a este día de una manera muy diferente a la que lo hubiéramos hecho sin él, desde la ignorancia. Que nadie se olvide que este equipo no es trabajo de unos meses, ni de un año, es trabajo de una filosofía que nos seguirá haciendo grandes pase lo que pase. Su legado estará presente siempre, si no en jugadores que tengan que marcharse obligados por la envidia, en nosotros que seguiremos junto al equipo, cada partido, porque nuestro escudo es solo uno y no cambiará. Pase lo que pase… “as you wish” daremos todo lo que necesiten.
Fotos de la novena, la octava, la séptima, sus plantillas correspondientes, bilis periodística…pero las flechas, aunque no me dieran de lleno, me rozaban sin parar. Que si después de su decima por fin llegaría la primera, que si te esperamos de vuelta con el cava bien fresquito.
¿SÍ? ¿De verdad? Optaba y sigo haciéndolo -siendo la primera vez en mi vida- por callar, esperar en silencio y aguardar mi momento, NUESTRO momento, el de tantos madridistas y tuiteros que somos día tras día insultados y atacados sin conseguir callarnos.
Como bien dicen en El Caballero Oscuro: “A veces la gente se merece una recompensa por tener fe”. Tras años de antimadridismo -que por lo visto solo vemos nosotros- ha llegado nuestro momento después de no haber perdido nunca la fe.
(21 mayo 2014)


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